Sangre menstrual, natural, a secas.






Otra vez me desperté con sangre entre las piernas.

Sangre que no fecundada, es vida muerta entre mis muslos, machados, olorientos, babosos.
Así es mi sangre repelida. 
La que se resiste a salir en forma de manantial, toma forma de hígado y mis entrañas gritan ¡ fuera! y en cuclillas, en la ducha me despojo de mi miseria. 
Esa sangre, dice que una vez mas, yo mujer, decidí no volver a ser madre. Elegí un mes mas y van tantos, ser mujer, solamente nada mas, a secas. 
Ser sujeta que se manifiesta y expulsa naturalmente lo que no quiere.
No quiero ser objeto, no quiero ser envase, ese que la sociedad patriarcal quiere rellenar con compresas con aroma a rosa, tampones que blanquean con lejia mi sangre rojo rubí, con  jabones íntimos que oculten mi olor de mujer.
No soy mas mujer, ni le demuestro nada a nadie por decidir tocar, oler, o vaciar mi copa menstrual en la ducha, en el vater o en el lavabo. 
Me sentía mujer sucia antes, cuando no hacía esto.
Mi sangre sale ahora libertaria, guerrera, reivindicativa, me siento fuerte después de esos días en los que transité a veces tranquila,triste,  
sola, otras mimosa, ardiente, pasiva, observadora y pensativa.
Luego de esos días de luna roja, resurjo, renazco, activa, explosiva y con el deseo preparado de nuevo para ser complacido y volver a decir soy mujer, ni mucho mas, ni mucho menos, a secas. 


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